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Consciencia

APOYO DURANTE EL DUELO

En qué podría ayudarme un psicólogo durante un duelo?: Planifique con anticipación

¿EN QUÉ PODRÍA AYUDARME UN PSICÓLOGO DURANTE UN DUELO?

MARZO 2023

        Perder a alguien querido implica un innumerable devenir de emociones, sentimientos y situaciones nuevas. Se derrumba el mundo que habíamos construido, y resulta muy difícil volver a ver un horizonte. Por momentos hasta parece imposible, a pesar de tener inclusive muchas personas alrededor. Mi mamá siempre me hablaba desde chiquita de “los bastones” que uno toma, refiriéndose a las personas en las que nos apoyamos para caminar la vida y atravesar las piedritas que pueden aparecer. Hoy esa metáfora me ayuda a pensar el trabajo del duelo y la necesidad de estos apoyos.

        Cuando se produce una pérdida, una de las reacciones naturales tiene que ver con la resistencia, el negarnos a aceptar lo que la realidad nos muestra. Renegamos, nos culpamos, intentamos convencernos de que ello es un sueño. Perder a alguien nos desestabiliza, nos hace tambalear de tal forma que ni los “bastones” bastan a veces. Aceptar esa realidad y reconstruir la vida, no es un trabajo que siempre se logre solos, y se pueden requerir de algunos apoyos específicos. Hay quienes puedan contar con su familia, sus amigos, conocidos, pero hay quienes esto tampoco les resulte suficiente. Un tratamiento psicoterapéutico no es lo indispensable para las situaciones de pérdidas, pero sí puede ayudar, y puede resultar uno de esos “bastones” donde apoyarnos para no caernos, sentirnos un poco más seguros, poder avanzar, y encontrar nuevamente luz en el camino.

        El acompañamiento profesional puede resultar un farol en ese proceso, la luz que guíe el camino de esa transformación. No nos dice qué debemos hacer, ni da ninguna receta a seguir. Nos invita a expresarnos, reflexionar, preguntarnos, escucharnos. Cada encuentro llevará al doliente a un trabajo interno, profundo y minucioso. Facilitará la expresión de emociones, contribuyendo al manejo de la ansiedad, la culpa, el enojo, etc. Así, el profesional brindará contención y acompañamiento a lo largo de este oscuro y doloroso camino.

        De esta forma se irá acomodando tanto el mundo interno como externo, acompañando de la forma más saludable posible a la adaptación a todos los cambios ocurridos. Una cuestión muy importante es la ayuda con la organización de la nueva rutina, sobre todo en los primeros momentos, cuando lo cotidiano es lo más doloroso y difícil de sobrellevar. Juntos pueden ir buscándose opciones, buscando lo que me haga sentir más cómodo, sin presiones ni juzgamientos. Me puede permitir encontrar mis tiempos, mis ritmos, y construir mis espacios.

        Como vemos, el duelo es un camino incierto, de poca visibilidad y oscuro en el inicio. Es como entrar en un túnel, que por momentos se estrecha y por momentos se ensancha. Enfrentarlo solo, puede resultar muy temeroso y hasta parecer imposible o convertirse incluso en un camino muy arduo. Allí está el lugar del terapeuta, abriendo camino, armando un mapa que permita encontrar una pequeña hendija por donde ingrese luz, o alumbrando con su farol si la persona no logra encontrarla.

        La función del psicólogo será entonces brindar herramientas, y construir estrategias que permitan afrontar el dolor de la pérdida, y así lograr la aceptación. Poner un halo de luz en el camino, que nos permita visualizar que allá a lo lejos, todo puede volver a brillar. Todo esto no significa que la situación va a doler menos, ni que se resolverá de un día a otro, pero sí, el acompañamiento profesional puede evitar situaciones más complejas como un duelo patológico, buscando opciones más saludables de resolución, evitando así también un mayor sufrimiento. Todo ello podría también ayudar a repensar, como toda terapia, lo que pensamos de nosotros mismos, conocernos, y posicionarnos diferente frente a la vida.

       La terapia, o el acompañamiento profesional siempre contribuye a aliviar, contener y pensar más allá. El duelo también puede ser una oportunidad para ello. Acá estoy para acompañarte!

                                                                Un gran abrazo.

Ps. Brenda Willams.

M.P. 15876

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